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Mostrando entradas de marzo, 2019

Diario secreto

Abrió el diario con temor. Tenía mucha curiosidad, pero le aterraba lo que podría estar escrito. En el instante que leyó las primeras palabras se arrepintió de haber empezado. Lo cerró de golpe y volvió a dejarlo en su escondrijo. No sabía cuanto tiempo tendría esas imágenes presentes en sus pesadillas.

Crash

Nunca llegó a casa. No vio el otro coche, y ya no ve nada.

Escalera

Todos los días pasaba por el mismo pasillo, siempre le llamaba la atención la puerta semi abierta y aquellas escaleras. ¿A dónde le llevarían? Estaban en el último piso, ¿se podía subir más? Un día no aguantó y se coló en aquella habitación. Se arrepintió al instante: Nunca se imaginó que habría que subir para llegar al infierno.

Juegos infantiles

—Papá, papá, ¿puedo subir a jugar con la niña del desván? —Cariño, déjate de tonterías. Tengo mucho trabajo. —¿Pero puedo subir con ella? —¡Haz lo que quieras! ... —Un momento, yo ya no tengo hijos...

Laberinto

Estaba aturdido, casi no podía respirar. Con cada bocanada de aire se desataba un infierno en su pecho. Y eso no era lo peor. No quería reconocerlo, pero estaba perdido. Miró a ambos lados con desesperación. Todos los caminos le parecían iguales. Se dejó caer al suelo y comenzó a llorar. Ese laberinto sería su tumba.

Corazón mecánico

Todas las noches se apoyaba en su pecho, y el tic-tac de la maquinaria que lo mantenía con vida le arrullaba para conciliar el sueño. Esa noche le despertó el silencio.

Campanario viejo

Ya no quedaba nadie, la peste se los había llevado a todos. Era un pueblo fantasma. Y precisamente por eso, la campana de la iglesia repicaba todos los domingos.

El juguete

Siempre le había dado miedo ese muñeco. Un pequeño mono que tocaba los platillos cuando activabas un resorte. Lo que pasaba es que no siempre que los tocaba, había alguien para activarlo.

Anuncio oficial

Observó al público durante unos segundos, antes de comenzar a hablar. Pudo ver en sus caras la preocupación, el asombro... Incluso el miedo. Todos callaban expectantes esperando oír sus palabras. Carraspeó y hablo: —Señores y señoras, tengo que anunciarles que hoy comienza el fin del mundo.

El disparo

El disparo resonó en toda la habitación; cuando vio que había impactado en su objetivo, la idea ya no le pareció tan buena. Dejó caer la pistola y corrió hacia el cuerpo que yacía en el suelo. Lo agitó, lloró, gritó y clamó al cielo. No. Las balas no eran de fogueo.

El favorito

Subió orgulloso al podio. El segundo puesto no estaba tan mal... De todos modos ¿a quién pretendía engañar? Nunca hubiera llegado a esa posición si  hubiera conseguido cargarse también al favorito.