Estaba aturdido, casi no podía respirar. Con cada bocanada de aire se desataba un infierno en su pecho. Y eso no era lo peor.
No quería reconocerlo, pero estaba perdido. Miró a ambos lados con desesperación. Todos los caminos le parecían iguales.
Se dejó caer al suelo y comenzó a llorar. Ese laberinto sería su tumba.
No quería reconocerlo, pero estaba perdido. Miró a ambos lados con desesperación. Todos los caminos le parecían iguales.
Se dejó caer al suelo y comenzó a llorar. Ese laberinto sería su tumba.
Comentarios
Publicar un comentario