"¡Apaga la luz!", gritabas mientras te retorcías en tu asqueroso rincón. "¡Apaga esa maldita luz!", repetías con histerismo. Yo te observaba desde el umbral de la puerta con la certeza de que la oscuridad supondría mi muerte. De pronto algo estalló, lo ultimo que vi fue la bombilla reventando en mil pedazos; lo ultimo que sentí fuiste tú.
Un microtrance es un viaje, un momento. Una bocanada de inspiración. Una pequeña historia que sale de su escondite y muestra un poco de mi alma. Si te atreves, estás invitado a leerlos.