Habían pasado muchos años. Demasiados. Las arrugas en su piel lo demostraban. Apenas podía caminar erguido y los dolores le martirizaban cada vez más. Sin embargo ella seguía igual que el primer día. Joven, guapa, radiante. Y, como siempre, le miraba con una preciosa sonrisa. Casi no parecía ni que estuviera muerta.
—Zambullirse en el agua es como viajar a otra dimensión —dijo Toni. El resto le miraron como si de repente se hubiera vuelto loco. Él les miró con su peculiar sonrisa—. Pensadlo bien, nos movemos mas lentos, el sonido se distorsiona... ¡Estamos en otro mundo! Y para demostrarlo se tiró a la piscina. Esa es la historia que cuentan cada vez que alguien les pregunta cuando fue la ultima vez que vieron a su amigo.
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