
El dolor era insoportable, ya no podía parar de llorar. Había comenzado en mitad de la noche y si le hubieran avisado que iba a ser así, jamás se habría planteado ser madre. Parecía que su bebé quería abrirse paso a dentelladas. Ya no le importaba toda esa sangre, ya no le importaba que todo saliera bien: solo quería que le sacaran eso de dentro.
A la mañana siguiente se la encontraron muerta. Nadie sabía que estaba embarazada. Nadie supo qué pasó con el recién nacido. ¿Tráfico de niños? ¿Mercado negro? Se abrió una investigación.
Mientras tanto algo oscuro y malvado se arrastraba bajo las alcantarillas de la ciudad: el heraldo de la nueva era.
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