Querido Armando, te escribo en estas fechas tan señaladas para felicitarte la Navidad y desearte un muy próspero Año Nuevo, en compañía de tu familia y seres queridos. En cuanto a tu amable invitación de pasar la Noche Buena en tu casa, espero que debido a la gran amistad que nos une, comprendas que me veo en la obligación de rechazarla una vez más. Nada me haría más feliz que compartir mi tiempo contigo, pero te aseguro que me es del todo imposible. Sin más propósito que desearte lo mejor, se despide tu fiel amigo, Tomás”
Armando terminó de leer las últimas palabras dando un bufido. Se levantó y tiró la tabla de Ouija al suelo de una patada. ¡Otro año que le iba a tocar pasar la Noche Buena solo!
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