
No podía fallar a su hijo de nuevo. El gordinflón de Papá Noel le había estado defraudando año tras año: no le trajo ni el “Turbo-bubot 6000”, ni el “Lavadero de coches de la Mansión Fantasma”, ni siquiera el “Tanque Estelar del Cosmos”. La mañana de navidad siempre era un auténtico drama. Este año sería distinto. El juguete que todos los niños querían era “Pus, el osito zombie”, un adorable y original peluche parlante.
Al entrar en la juguetería y ver el gran estante lleno de esos muñecos. Suspiró aliviado. ¡Este año sí! Agarró uno y se dirigió a cajas para pagarlo.
Mientras volvía a casa en el coche sonreía satisfecho. Por fin iba pasar unas navidades en paz. En el maletero, el osito se activó y también sonrió; todo iba según lo planeado: en un par de meses habrían conquistado el planeta.
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