Cuando las gemelas cantaban juntas, parecían ángeles. La contralto empezaba a entonar con maestría las notas más graves y su hermana deleitaba a los oyentes con su canto de soprano. La armonía de sus voces erizaba el vello y ponía la piel de gallina.
Ante tal maravilla sus padres vieron que podrían llegar muy lejos, e insistieron en crear cierta competencia entre ellas para obligarlas a esforzarse al máximo.
Y no les faltaba razón: habrían sido las mejores. Pero por culpa de esa rivalidad terminaron odiándose y cada una desarrolló una mediocre carrera por separado.
Ante tal maravilla sus padres vieron que podrían llegar muy lejos, e insistieron en crear cierta competencia entre ellas para obligarlas a esforzarse al máximo.
Y no les faltaba razón: habrían sido las mejores. Pero por culpa de esa rivalidad terminaron odiándose y cada una desarrolló una mediocre carrera por separado.
Comentarios
Publicar un comentario