Entonces el fénix me vio. Y sus ojos de fuego quemaron mis entrañas. Me agarré la cabeza y grité hasta que me quedé sin alma.
Durante un momento, que pudo ser eterno, sentí dolor: solo dolor. Después, ya no hubo nada.
Poco a poco, de mi cuerpo se desprendieron las cenizas de mi antiguo ser y resurgió el cazador.
Ahora mis cuencas vacías arden en llamas y acecho en la oscuridad buscando una presa para saciar mi hambre.
Durante un momento, que pudo ser eterno, sentí dolor: solo dolor. Después, ya no hubo nada.
Poco a poco, de mi cuerpo se desprendieron las cenizas de mi antiguo ser y resurgió el cazador.
Ahora mis cuencas vacías arden en llamas y acecho en la oscuridad buscando una presa para saciar mi hambre.
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