—¡Compre productos de la huerta! —Eduardo se desgañitaba desde su puesto del mercadillo para atraer clientes— ¡Cultivados de forma natural y orgánica! ¡Sin pesticidas!
—¿A cuanto tiene los tomates? —preguntó una señora agarrando un enorme y rojo ejemplar.
—A 5€ el kilo. —La señora lo miró incrédula—. Mire, este primero se lo regalo para que pruebe lo bueno que es —le contestó a la par que le guiñaba un ojo.
La señora se fue muy contenta pensando en la ensalada que le iba a preparar a su marido. Eduardo sonrió. Una vez que lo probaran, estarían enganchados.
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