Hacía días que Martínez no aparecía por la oficina. Nadie se había percatado de ello. Ni siquiera su jefe.
Sus vecinos tampoco se habían dado cuenta de que no lo habían visto entrar o salir de casa.
Había sido invisible hasta que hallaron su cadáver, que llevaba varias semanas colgado en la cocina.
A su lado una nota rezaba: «Ahora sí me veis»
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