Un microtrance es un viaje, un momento. Una bocanada de inspiración. Una pequeña historia que sale de su escondite y muestra un poco de mi alma. Si te atreves, estás invitado a leerlos.
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La Margarita
"Sólo es una maldita flor" pensó mientras tiraba la margarita con los pétalos arrancados. "No significa que no me quiera" se consoló. Cuando se hubo alejado lo suficiente, en el suelo, lo que quedaba de la flor lloró en su agonía: Había sido sacrificada para compartir su secreto, y pese a que se le había arrebatado la vida, ella no se lo creía.
Bailaban extasiados al son de la estridente melodía girando en trance en torno al fuego. Entre los oscuros acordes y sus aborrecibles y grotescas risas, apenas se escuchaban los gritos desesperados de la doncella que se quemaba en la pira.
Siempre le habían dicho que era muy guapa, que llegaría muy lejos en la vida. Al principio no lo entendía, ¿qué tendrá que ver ser guapa con conseguir lo que quería? Pero el tiempo les dio la razón. Ser atractiva le había abierto muchas puertas. Era algo asqueroso. Pero en cierto modo le hacía sentirse mejor cuando los destripaba.
Encontró el viejo libro dentro de un baúl en el desván abandonado. Nunca había visto nada parecido. No tenía título. La portada de piel estaba decorada por preciosas filigranas doradas. Lo abrió con cuidado y se maravilló por la cuidada caligrafía con la que estaba escrito. Eligió un párrafo cualquiera y leyó en voz alta. En la otra punta de la buhardilla, el gólem abrió los ojos.
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