Todas las tardes te sentabas en la misma mesa. No te hacía falta decir nada para que te trajeran tu café solo con mucho azúcar.No te dabas cuenta, pero cada vez que se acercaba para servirte o preguntar si necesitabas algo, tu corazón se aceleraba y en tu cara se dibujaba una estúpida sonrisa que luego tardaba horas en borrarse. Quizás era por su extraño semblante que te atraía en lugar de inquietarte; o a lo mejor era por que nadie más te solía dirigir la palabra. Te hubiera encantado pedirle que se te acompañara un rato, charlar, conocerle mejor… pero siempre negabas con la cabeza, y observabas como se daba la vuelta y se marchaba para atender al resto de clientes.
No tenías forma de notarlo, pero eso le dolía. A la unidad androide de servicio A5000 v3.5, se le aceleraban los circuitos y algo parecido a una estúpida sonrisa se le dibujaba en su pantalla interna cada vez que te veía entrar por la puerta de la cafetería.
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