
No te dabas cuenta, pero cada vez que se acercaba para servirte o preguntar si necesitabas algo, tu corazón se aceleraba y en tu cara se dibujaba una estúpida sonrisa que luego tardaba horas en borrarse. Quizás era por su extraño semblante que te atraía en lugar de inquietarte; o a lo mejor era por que nadie más te solía dirigir la palabra. Te hubiera encantado pedirle que se te acompañara un rato, charlar, conocerle mejor… pero siempre negabas con la cabeza, y observabas como se daba la vuelta y se marchaba para atender al resto de clientes.
No tenías forma de notarlo, pero eso le dolía. A la unidad androide de servicio A5000 v3.5, se le aceleraban los circuitos y algo parecido a una estúpida sonrisa se le dibujaba en su pantalla interna cada vez que te veía entrar por la puerta de la cafetería.
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