Julián quería estar guapo. No era un día cualquiera: era El Gran Día. ¡Por fin había quedado con ella! Todo tenía que salir perfecto, así que cuando sacó la camisa de la bolsa y la vio, el mundo se le vino al suelo. Tenía una arruga inmensa, gigante, monstruosa. Era una arruga que parecía gritar "¡Estoy aquí!, ¡Mírame!" No tenía otra opción: desde que se emancipó, había tenido guardado el extraño artilugio dentro de su caja original en lo mas profundo del armario. Sabía que algún día tendría que usarlo y eso le había atormentado mas de una noche... aquello no parecía un electrodoméstico... eso era un aparato de tortura. Colocó la camisa extendida encima de la tabla y enchufó la plancha. Observar como humeaba no le dio buena espina, pero ya no se iba a echar atrás. No tenía ni idea de como funcionaba, así que esperó un poco y cuando la creyó caliente, la colocó encima de la prenda de seda. El olor a quemado hizo que su corazón diera un vuelco. Levantó rápidamente po...
Un microtrance es un viaje, un momento. Una bocanada de inspiración. Una pequeña historia que sale de su escondite y muestra un poco de mi alma. Si te atreves, estás invitado a leerlos.